Las 'mini olimpiadas' que rompen barreras

Unos 600 jóvenes discapacitados participan en una jornada de actividades físicas adaptadas organizada por los alumnos de un ciclo formativo del IES La Rosaleda.

Jesús Ortiz García
Actualizado: 21/02/2014 19:40 horas

 Actividades en las instalaciones del Instituto malagueño La Rosaleda. Fuente: AD

Actividades en las instalaciones del Instituto malagueño La Rosaleda. Fuente: AD

Los alumnos dejaron por unas horas las aulas y tiraron de ingenio para ejercer de monitores convirtiendo las instalaciones del IES La Rosaleda en unas ‘mini olimpiadas’ que rompen barreras. Más de 600 discapacitados en sillas de ruedas, con síndrome de down, deficientes psíquicos o visuales sudaron la camiseta con entusiasmo y demostraron que querer es poder.

El centro de enseñanza de la capital malagueña ha celebrado su VIII Feria del Ocio Activo y el Deporte Accesible para que los jóvenes de más de 30 asociaciones disfrutasen de una docena de prácticas deportivas adaptadas a cualquier tipo de minusvalía.

«El objetivo es que participen y se sientan integrados, se busca esa empatía para ver como superan sus dificultades. Mostramos los beneficios del deporte con independencia de sus características motrices, sensoriales o psíquicas», ha explicado Eduardo Ruíz, profesor del ciclo de grado superior de Animación de Actividades Físicas y Deportivas (Tsaafd).

Con la colaboración de los alumnos de Lengua de Signos, Turismo y Hostelería, todas las instalaciones han estado bajo la coordinación de unos 70 estudiantes de Tafad, que fueron los encargados de adaptar y dinamizar los juegos accesibles y actividades físico-deportivas que realizaron los colectivos.

Practicando boccia durante la jornada. Fuente: AD

Practicando boccia durante la jornada. Fuente: AD

Entre ellas, atletismo, baloncesto en silla de ruedas, badminton, juegos de puntería y de coordinación, voleibol sentado, boccia, lanzamiento de faltas de fútbol, bolos y orientación sin barreras. «Nuestro lema ha sido ‘El límite lo pones tú’. El instituto La Rosaleda es pionero en este tipo de eventos, donde intentamos que vean que a través del deporte pueden superar sus dificultades», ha comentado Miguel Ángel Moya, coordinador de este encuentro.

Ejemplos de superación

El Aula Magna de este centro se ha impregnado de la historia de superación de 3 deportistas con discapacidad que se imponen a la adversidad con grandes dosis de esfuerzo y perseverancia para alcanzar cotas altas.

Una de ellas la protagoniza el canterano de Unicaja de baloncesto Óscar Lisbona, que tuvo que empezar de cero tras sufrir un accidente de tráfico que le dejó 32 días en coma y un año en silla de ruedas. Conseguir hablar y andar eran entonces los grandes retos de su vida. Su pasión por el basket, el enorme esfuerzo y su carácter testarudo le aportaron la energía para continuar. Ahora es monitor de deportes y entrenador de baloncesto con niños.

Óscar Lisbona, Javier Mérida y Raúl Zambrana en una conferencia. Fuente: AD

Óscar Lisbona, Javier Mérida y Raúl Zambrana en una conferencia. Fuente: AD

El malagueño Raúl Zambrana también tuvo que reinventar su vida con 31 años. Tras varios días en coma por un accidente con su moto, despertó con la pierna izquierda amputada bajo la rodilla y dos nervios del hombro derecho seccionados que le redujo la movilidad. El triatlón fue su mejor medicina y se ha convertido en uno de los mejores paratriatletas del mundo.

«Doy charlas en colegios e institutos para que los alumnos vean que por más obstáculos que la vida te ponga siempre hay que levantarse y alcanzar retos. Las limitaciones las ponemos nosotros mismos y aunque tengas una discapacidad no tienes que estar encerrado entre 4 paredes lamentándote, todo se puede conseguir», ha subrayado Zambrana, que comienza una nueva temporada con el objetivo de sumar puntos para optar a los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016.

La misma combinación de lucha y sacrificio le ha servido a Javier Mérida para demostrar que no tiene límites. Campeón de España y de Europa en paratriatlón, ahora afronta retos cruzando travesías a nado. «Participo en conferencias porque cuando estaba mal en el hospital tras perder la pierna derecha por un atropello, hubo gente que me arropó, por ello trato de devolver esa ayuda a aquellos que están pasando por un mal trago», ha asegurado.

Con brazadas de voluntad el marbellí ha cruzado en 2 ocasiones el Estrecho de Gibraltar y el Canal de la Mancha. A su cuaderno de bitácora espera añadir en los próximos meses desafíos como los Ironman de Lanzarote y de Hawaii, rodear los 45 kilómetros de la isla de Manhattan (Nueva York) y en 2015 cruzar el Lago Ness.

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