Aitor Puertas: «Nada me motiva más que un no»

El joven ‘rider’ de Oiartzun (San Sebastián) es un bisoño aventajado del snowboardcross adaptado, deporte que practica desde hace un año, tiempo suficiente para sellar su presencia en los Juegos Paralímpicos de Sochi.

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El ‘rider’ donostiarra Aitor Puertas en una competición de snowboardcross | AD

Jesús Ortiz García

En Oiartzun, un pequeño municipio de Donostia, Aitor Puertas sprintaba por el césped y perforaba las redes de los estadios que visitaba con el equipo de fútbol de su pueblo. Hasta que un día de noviembre de 2010 cuando se dirigía a un entrenamiento en moto, un coche invadió su carril y le arrolló, destrozándole toda la parte izquierda del cuerpo. «Salí volando, intentaron salvarme la pierna pero al final tuvieron que amputar por encima de la rodilla», recuerda.

Estuvo 2 días en coma inducido y 89 en el hospital, se sometió a 5 operaciones y pasó casi 3 años sin poder moverse bien. Tenía tantas ganas de volver a hacer deporte que mientras estaba ingresado realizó una búsqueda por Internet sobre deportistas amputados y se topó con Urko Egea, un joven de San Sebastián pionero del snowboard adaptado en España, que le invitó a deslizarse con la tabla sobre la nieve.

«Tenía claro que cuando volviese a caminar me iba a dedicar 100% al deporte sin importarme todo lo demás. Elegí el snow porque me gustaba, era donde sabía que podía superarme», confiesa. Después de aquella pesadilla necesitaba recuperar ilusiones y con sólo unas cuantas bajadas decidió presentarse a las pruebas del equipo español: «Fui con una tabla mala, una rodilla y una sonrisa, pero me dijeron que no era bueno y que regresara al año siguiente».

Ese rechazo no iba a suponer un obstáculo para Puertas y un par de semanas después viajó hasta Estados Unidos para enrolarse en las filas del Team Utah, un equipo especializado en snow adaptado que reclutaba a deportistas de diferentes países. «Tienen el mejor entrenamiento, a los mejores técnicos y los expertos de prótesis para competir viven por allí», explica.

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Puertas en una prueba de snowboardcross | AD

«Hubo mucha gente en el hospital que me decía que me olvidara de hacer deporte y tras la negativa del equipo nacional, me planté en Norteamérica con más ganas de demostrar que se habían equivocado. Nada me motiva más que un no», subraya.

En EE.UU. empezó a escribir el primer capítulo de su corta carrera en el manto blanco. «Al principio era un caos, no sabía cómo funcionaba la prótesis y los días me los pasaba en el suelo», dice. Pero no perdió el tiempo y a base de entrenamientos, constancia y tesón se ha abierto camino entre los mejores ‘riders’ del mundo conquistando el año pasado su billete para los Juegos Paralímpicos de Invierno a pesar de ser un bisoño corredor aunque tozudo e insistente.

‘A Sochi, con una sonrisa pase lo que pase’

Llega a la ciudad de Sochi con muchas ganas, nervios y con una prótesis nueva con la que no ha tenido tiempo de entrenar. «Esta temporada rompí mi segunda rodilla y tuve que comprarme otra, no he podido configurarla bien por lo que los resultados no han sido buenos. Sé que puedo dar mucho más», comenta.

Puertas es consciente de que pelear por una medalla es casi una utopía, sobre todo, porque no estará en igualdad de condiciones con el resto de corredores. El joven vasco competirá con personas que le faltan un tobillo, un pie, están amputados por debajo de la rodilla o tienen parálisis facial. «Al ser aceptado este deporte a última hora no han podido implementar los factores médicos por lo que estoy en desventaja. Y encima no se compensarán los tiempos. A no ser que se caigan los 15 primeros, es imposible estar en puestos altos», recalca.

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El español Aitor Puertas | AD

El deportista español espera que la competición le sirva para coger experiencia y disfrutar en la pista de Khutor Rosa. «Mi meta es estar entre los 25 primeros y entre los 3 mejores amputados femorales. Esperemos que para los Juegos de Corea en 2018 se dividan las categorías para tener más opciones de luchar por la medalla. Eso sí, voy a dar el 100% y pase lo que pase hay que bajar con una sonrisa. El hecho de estar en Sochi es un regalo por tantos años de esfuerzo», añade.

Tras las paraolimpiadas seguirá su aventura siempre que cuente con recursos suficientes para afrontar viajes, material y competiciones ya que al no pertenecer a la selección española todos los gastos corren de su bolsillo. «No tengo patrocinador y el snow es caro, la última rodilla que compré me costó 6.000 euros. Como me atropellaron me dieron una indemnización y con eso estoy tirando, pero no tendré para muchos años más», lamenta.

Por más inconvenientes que se crucen en su camino, el ‘rider’ de Oiartzun tiene claro que nada le mermará las ganas y la ilusión por triunfar en este deporte: «He sido competitivo toda mi vida y ahora aún más. Peleo contras las adversidades pero, sobre todo, con mi yo del pasado, el de las 2 piernas, para demostrar que soy mejor que el de antes».


Oiartzun, (San Sebastián), 25-8-1987

En noviembre de 2010 sufrió un accidente de moto y le amputaron la pierna por encima de la rodilla.
En diciembre de 2012 ya estaba encima de una tabla de snow y en enero de 2013 disputó su primera competición.

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