Damián Quintero: “¿Por qué no soñar con el oro en Tokio y ser una leyenda como Craviotto o Mireia?”

El malagueño ultima su preparación en el CAR de Madrid del Consejo Superior de Deportes (CSD) para el que será su 8º Campeonato de Europa y este verano se convertirá en el primer karateca español de la especialidad de katas en participar en los World Games, una cita en la que solo estarán los 8 mejores del mundo.

Avance Deportivo

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@deportivoavance
28 de abril de 2017, 12:00

Recién llegado de Estados Unidos con su tercera medalla en una temporada que no ha hecho más que empezar, Damián Quintero ultima en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid del Consejo Superior de Deportes (CSD) la competición más importante de la temporada. Sus buenos resultados lo colocan entre los máximos favoritos para el Campeonato de Europa de Kárate, que se celebrará en Turquía desde el cuatro de mayo: «El objetivo principal, por supuesto, es revalidar el Oro, y las sensaciones que tengo son muy buenas», apunta el karateka.

Éste será su octavo Europeo desde que, con 19 años, empezó a competir con la Selección Absoluta. Desde entonces no se ha bajado del podio en esta competición. En su palmarés lucen 7 medallas europeas, de las que cuatro fueron por equipos y tres en individual. En esta ocasión, y por primera vez, únicamente competirá solo: «Hace unos meses decidí sacrificar las competiciones en equipo para centrarme en mi gran objetivo, que es Tokio 2020. Creo que estoy en la edad óptima para llegar a los Juegos Olímpicos en mis mejores condiciones», explica.

Ni sus 32 años ni los cambios con los que ha arrancado este ciclo olímpico, a los que hay que sumar la llegada de un nuevo seleccionador nacional, lo hacen dudar de sus aspiraciones: «Llevo soñando con verme en lo alto del podio olímpico desde que el pasado verano se confirmó que el karate estará en Tokio 2020. ¿Por qué no soñar con conseguir el oro en Tokio 2020 y convertirme en una leyenda como lo son Saúl Craviotto o Mireia Belmonte?». En cualquier caso se muestra prudente y, dice, hay que esperar a enero de 2018, cuando está previsto que empiece la clasificación. «Veo a Sandra Sánchez y a Matías Gómez con las mismas posibilidades que tengo yo de estar allí, y hay más gente en el equipo que está despuntando».

Es la opinión del que está considerado el 2º mejor karateca de la historia en la especialidad de katas por la Federación Mundial de Karate. Un hito que no es el único. En 2015 se convirtió en el primer español en conseguir el número 1 del ranking mundial, puesto que mantiene tras dos años, y en julio se convertirá también en el primer deportista de su especialidad en disputar los World Games. Esta cita, que se celebra cada cuatro años, reúne a los ocho mejores karatekas del mundo: «Mi objetivo es la medalla de oro, pero sé que va a ser un torneo durísimo y espectacular a la vez. Creo que el campeón se dirimirá entre el japonés que me ganó en el Mundial de 2016 y el excampeón del mundo Antonio Díaz».

Damián Quintero empezó en este deporte con 6 años impulsado por sus padres, que creían que sería la forma idónea de cansar a un niño más bien inquieto. Desde entonces, lo acompañan a cada uno de sus campeonatos. Ellos son los artífices de que Damián se haya convertido en un referente para en España: «No soy consciente de ello porque tras cada torneo pongo el contador a 0. Vivo el momento y siempre intento mejorar».

Más que un deporte, Damián habla del kárate como una filosofía de vida que lo ha llevado a sacrificar mucho para volcarse de lleno en su pasión. Primero su ciudad, Torremolinos, y todo lo que ello conlleva, y hace un par de años su trabajo como ingeniero aeronáutico. A cambio, decenas de momentos de éxito: «El recuerdo más especial son los Juegos Europeos de Bakú, donde conseguí la 1ª medalla para la delegación española, que fue de oro. Lo viví con la emoción de unos Juegos Olímpicos».

Ahora viajará de nuevo a Europa con el respaldo de un palmarés en el que lucen 64 medallas nacionales e internacionales. Allí volverá a repetir la fórmula que hasta ahora nunca le ha fallado: «Tengo la manía de no subirme al tatami antes de competir y de mover los pies hacia atrás antes de entrar, como un caballo, para darme impulso». Un impulso que lo sigue acercando a su gran sueño.

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