Elena Congost, 42 kilómetros a ciegas hacia el oro en Río

La atleta española, Elena Congost, durante la maratón de Londres donde fue subcampeona. Fuente: @ele1500

La atleta española, Elena Congost, durante la maratón de Londres donde fue subcampeona. Fuente: @ele1500

La atleta española, que posee varios récords mundiales en pruebas de mediofondo, debutó en 2015 en maratón logrando el subcampeonato del mundo y ahora quiere conquistar la medalla dorada en los Juegos Paralímpicos.

Jesús Ortiz García

Jesús Ortiz García

@JesusOrtizAD
2 de Marzo de 2016, 19:25

Cuando en la escuela le preguntaron qué quería ser de mayor, Elena Congost lo tenía claro: atleta. Destacaba en cross, saltos de longitud y pruebas de mediofondo, aunque su vida ha sido una carrera de obstáculos. Desde que nació tuvo que lidiar con una enfermedad ocular que hace que sólo disponga del 10% de visión. Pero nada le ha frenado y su palmarés avala su sacrificio y talento: 4 platas en europeos, 4 medallas en mundiales y una plata en los Juegos Paralímpicos. Ahora va a por otro reto, el oro en los 42 kilómetros de la maratón en Río de Janeiro.

Elena en una prueba en pista.

Elena en una prueba en pista.

«Todo se puede alcanzar aunque cueste más, nunca he dejado de intentar algo que me apasione por más barreras que haya en el camino», asegura. La catalana ve luces y sombras, de forma distorsionada y borrosa, no distingue bien el ambiente que le rodea. «Ante un problema así no hay que hundirse ni quedarse con el ‘no puedo’, sino buscar soluciones y seguir adelante. Los límites y los miedos nos los imponemos nosotros y con esfuerzo somos capaces de superarlos», sostiene.

En el patio de su colegio ya despuntaba, quería emular a aquellas deportistas que veía por televisión. «Nunca fui consciente de la enfermedad visual que tenía, por tanto, siempre luché por hacer todo y ser igual que el resto de mis compañeros. Quise hacer atletismo y tuve que convencer a mi entorno porque no lo veían claro, al final lo conseguí. Ha sido una superación diaria», apunta.

Del colegio a los Juegos

Empezó a competir de la mano de la ONCE y con 14 años disputó su primer Mundial: «Uno de los mejores recuerdos que tengo fue cuando logré la marca mínima para los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, fue algo increíble. Lo pasé algo mal cuando entré al estadio olímpico, estaba lleno de gente y parecía que se me caía encima, sentí una presión para la que no estaba preparada, era una niña».

Después llegaron los Juegos de Pekín 2008 (fue 6ª) y los de Londres 2012, donde fue plata en 1.500 metros. «Ya sabía que me tocaba hacer algo grande, estaba en esa madurez deportiva y salió un gran resultado», recuerda, pero la alegría no fue completa: «Cuando buscas patrocinadores o marcas que te apoyen, siempre te piden resultados. Fui a Londres, gané la medalla y al regresar a España todo seguía igual, ninguna empresa apostó por mí ni ningún club me abrió las puertas».

Elena y Roger Esteve. Fuente: @ele1500

Elena y Roger Esteve. Fuente: @ele1500

Una vez más Elena esquivó un nuevo obstáculo, cambió de entrenador, fichó por el Manresa y volvió a brillar batiendo los récords paralímpicos del mundo en 3.000, 5.000 metros y medio maratón -también posee el de 10.000 metros-. Se pasó a la prueba de maratón (42 kilómetros) y en su debut se proclamó subcampeona del mundo con un tiempo de 3:02:50. «Todavía ninguna marca ni entidad se ha interesado por apoyarme. Hay días que me levanto con mucha rabia y me pregunto por qué otras personas que sin ser deportistas tienen grandes ayudas, pero luego me doy cuenta de que lo hago por amor al arte», lamenta.

Nuevo desafío

La fondista ya tiene pasaporte para Río de Janeiro en la prueba de maratón. «Cambié de distancia porque siempre me ha gustado y porque se va a estrenar en unos Juegos Paralímpicos y para mí es un caramelo, un nuevo desafío, quiero hacer historia», dice esta diplomada en Educación Física y Educación Social. El cambio de modalidad no ha sido fácil: «Lo peor ha sido a nivel mental, el acostumbrarse a sufrir durante tanto tiempo y el desgaste físico. Ahora paso a hacer 150 kilómetros a la semana cuando me preparo para una competición».

También ha tenido que adaptarse a correr en el asfalto, donde no ve las curvas, pequeños baches o algún desnivel. «Es crucial tener confianza y buena comunicación con mi entrenador para evitar choques o imprevistos. Roger Esteve es mi guía, mis ojos, mi copiloto, me avisa donde está la curva o coge los avituallamientos, que son casi como una guerra donde vuelan las botellas de agua», bromea.

Ya piensa en la cita de Brasil, pero antes disputará el campeonato de España y una media maratón para acumular rodaje en sus piernas. «Las condiciones climatológicas en Río serán muy duras, el circuito es paralelo al mar en la playa de Copacabana, y además de tener esa perseverancia y forma física, hará falta ser más fuerte de cabeza y jugar una buena táctica. Soy ambiciosa y voy a por el oro en Río. El objetivo es subir a lo más alto del podio, es por lo que trabajo tan duro, es la motivación que me mueve cada día», palabras de Elena Congost, una deportista sin límites.

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