Jon Santacana-Miguel Galindo: «Antes llegábamos últimos, ahora optamos a ganar en todo»

Jon Santacana y Miguel Galindo en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

Jon Santacana y Miguel Galindo en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

Jesús Ortiz García
Actualizado: 27/12/2014 20:01 horas

Con 8 años le diagnosticaron la enfermedad de Stadgardt, una grave lesión ocular que provoca que sólo tenga un 5% de agudeza y un 10% de campo visual. Empezó a esquiar de forma autodidacta y ahora, con 34 años, Jon Santacana es uno de los mejores del mundo, tiene 8 medallas paralímpicas (3 oros, 3 platas y 2 bronces) y 12 metales en Mundiales. Tras ese palmarés hay mucho trabajo, obstáculos y sacrificios que desde hace 12 años ha compartido con Miguel Galindo, su guía y complemento perfecto en este viaje. Jon se lesionó del tendón de Aquiles unos meses antes de Sochi pero se llevó un oro y una plata en los Juegos. Se crecen ante las adversidades aunque para mantener el nivel piden un cambio de estructura, están cansados de largos viajes en furgoneta y de pocas semanas de entrenamientos al año.

Jon Santacana y Miguel Galindo en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

Jon Santacana y Miguel Galindo en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

Pregunta.- 9 meses después de ganar en los Juegos de Sochi, ¿os ha cambiado mucho la vida?

Jon.- Hay muchas promesas e intenciones, con los últimos cambios en el Consejo Superior del Deporte con la integración del deporte paralímpico en la alta competición y la consideración de los guías como deportistas de élites, para los próximos años nos da mejores expectativas de tener un trabajo más profesional. Ahora mismo la situación es complicada, una pretemporada muy tardía, un calendario de competiciones más pobre de lo que nos gustaría, pero nos han asegurado que se trata de una temporada transitoria y que la próxima será más seria.

P.- ¿Por qué han empezado la temporada tan tarde?

Jon.- Normalmente nuestra preparación comienza en verano, pero este año hasta noviembre no hemos podido empezar. Demasiado tarde, pero hubo un cambio de director técnico y la búsqueda de un nuevo entrenador. Hemos estado 3 semanas concentrados en el CAR de Sierra Nevada y las sensaciones han sido muy buenas.

Miguel.- Será una temporada diferente ya que el primer año después del ciclo olímpico suele ser más flojo, en nuestro caso ha habido muchos cambios en la estructura deportiva de la federación y estamos en un momento económico delicado, con recursos más limitados y por ello la pretemporada empezó más tarde. Se optó este año cambiar el campo base, de Andorra hemos pasado a Granada y, de momento, las cosas están saliendo bien.

P.- Lesiones, falta de recursos y entrenamientos y aún así siempre pelean por medallas, ¿ya sois inmunes a los obstáculos?

Jon.- Estamos acostumbrados a superar obstáculos pero no siempre puede ser así, milagros haces uno o dos en tu vida, pero no hay que tirar del trabajo que hemos hecho en estos 12 años. Llevamos tiempo esquiando juntos y se nota mucho a la hora de lograr un rendimiento muy alto con una preparación muy justa. Pero hay que seguir un buen ritmo porque el resto de esquiadores están acelerando, entrenan sin parar y nosotros no podemos dormirnos.

P.- A pesar la lesión en el tendón de Aquiles de Jon, lograron un oro y una plata en los Juegos Paralímpicos de Sochi, ¿cómo se logra eso?

Jon.- Los deportistas siempre estamos sujetos a la posibilidad de lesionarnos, pero es mala suerte que me pase unos meses antes de una cita tan importante como los Juegos Olímpicos. Ya me ocurrió en Turín en 2006 y luego en Sochi este año. Esas medallas se ganan con la confianza de poder hacerlo, cuando tienes una lesión tan grave hay 2 opciones: hundirte y pensar que no saldrás adelante o pensar en positivo, con trabajo diario, mucho sacrificio y soportar dolor, todo es posible. Llegamos en unas condiciones que nadie hubiese pensado ya que unas semanas antes había pisado por primera vez la nieve tras la lesión.

Miguel.- Cuando estás en un momento tan delicado siempre tratas de animarlo, fue muy complicado, no sabes cómo reaccionar ya que esa situación le provocaba a Jon bastante estrés y tensión. Con el trabajo del día a día y sin marcarnos unas metas a largo plazo, íbamos viendo la evolución, pero fue un proceso largo y muy duro.

P.- Cuando ganan el oro en la prueba de descenso, ¿qué sintieron?

Jon.- En ese momento estaba tan preocupado de si iba a llegar a tiempo, que apenas lo saboreé porque al día siguiente tenía otra carrera y ya estaba pensando en descansar y en recuperarme. Cuando ya pasa todo y vuelves a ver la competición, me doy cuenta de que hicimos una prueba muy rápida, le dije a Miguel ‘Mira en qué condiciones vamos y les hemos ganado a todos’. Hemos sufrido mucho pero ha valido la pena.

Miguel.- Lo de Sochi fue épico, no me lo podía creer. Es algo único ganar un oro con las condiciones en las que llegábamos. No había terminado la carrera y me puse a llorar de la emoción porque 3 semanas antes pensábamos que no llegaríamos a los Juegos. Se trabajó mucho y se dieron las circunstancias para que saliera todo bien. Nuestra ventaja es que llevamos tiempo trabajando juntos y eso se nota, sin ese trabajo de fondo que teníamos detrás, hubiese sido imposible preparar una cita tan importante.

Jon Santacana en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

Jon Santacana en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

P.- Quién diría que hace 8 años se plantearon dejar de competir en velocidad por la falta de un sistema que diera seguridad a Jon.

Miguel.- En las carreras llegábamos prácticamente últimos y recuerdo en un descenso en Italia en 2007 en el que Jon llegó a meta llorando y la noche anterior se fue a la cama con tensión de lo mal que lo pasaba al saber que tenía que enfrentarse a un descenso, una prueba a la que vas muy rápido, a más de 100 kilómetros por hora y en la que apenas me ve. Nos planteamos dejar la velocidad, pero fue un punto de inflexión, sabíamos que teníamos que mejorar la comunicación entre nosotros, buscamos los bluetooth y eso nos favoreció. Ahora somos como Luis Moya y Carlos Sáinz pero en la nieve.

Jon.- Aunque ahora optamos a ganar en todo, los inicios fueron duros. Esto es un proceso de muchos años, sobre todo, en pruebas de velocidad donde prima la experiencia y conseguí sobreponerme a ese miedo y riesgo que hay en cada carrera. No es fácil esquiar a 120 kilómetros por hora en unas zonas donde pierdo a Miguel y tengo que fiarme de las indicaciones que pueda darme por el sistema de comunicación. Es una prueba arriesgada, un golpe, una caída, el pasar un metro más cerca o más lejos de la puerta es un peligro y hay que trabajarlo psicológicamente.

P.- Recientemente han recibido la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, ¿qué supone?

Jon.- Es un reconocimiento importante, no tanto por los resultados en sí, si no por una trayectoria marcada por momentos muy delicados como lesiones antes de los Juegos que hemos sabido solventar.

Miguel.- En mi caso es especial porque hasta este año los guías no estábamos reconocidos como deportistas de alto nivel y es un punto más. Además, fue bastante significativo porque dijimos unas palabras en representación de los premiados y demostramos que una persona con discapacidad y otra sin ella pueden rendir al 100% trabajando juntos.

P.- Ya están inmersos en una nueva temporada, ¿cuáles son los objetivos para 2015?

Jon.- Nuestro objetivo principal es el Mundial en Canadá en la primera quincena del mes de marzo y para ello nos habría gustado tener una pretemporada un poco más densa y larga, pero una vez más nos adecuaremos a las circunstancias que hay. Entre el 8 y el 11 de enero competiremos en la Copa del Mundo de La Molina (Gerona) y a finales de febrero iremos a unas pruebas IPCAS en Canadá. Queremos estar en el podio en todas las disciplinas, a pesar de que en los últimos años la velocidad es lo que mejor se nos da, tenemos margen de mejora en eslalon, que es una prueba donde nos hemos estancado, pero podemos estar en el podio en las 5 disciplinas (eslalon, gigante, súpergigante, descenso y combinada).

P.- Y a largo plazo, ¿piensan en los Juegos de Pyeongchang (Corea del Sur) 2018?

Miguel.- La idea a largo plazo es acabar en unos Juegos. Todavía queda mucho tiempo y primero hay que pensar en el Mundial de este año y en el próximo. Hemos estado varias veces compitiendo en Corea y tiene unas condiciones de pista que se nos da bien y puede ser favorable para nosotros, es un objetivo bonito para motivarnos durante estos años.

Jon.- El objetivo es ir a otros Juegos porque en Sochi, si no me hubiese lesionado, habríamos optado al podio en todas las disciplinas. Sería bonito llegar con esas mismas opciones a Corea, pero siempre y cuando las condiciones de trabajo, el número de competiciones y la calidad de los técnicos sean buenas.

Miguel Galindo en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

Miguel Galindo en Sierra Nevada. Fuente: LPT / Avance Deportivo

P.- ¿Qué cambios piden?

Jon.- Muchos, por ejemplo, el tema de los desplazamientos es algo que nos han dicho que van a intentar mejorar. A los entrenamientos y competiciones por Europa siempre vamos en furgoneta, con 14 o 18 horas de viaje, y va quemando año tras año. Eso debe cuidarse un poco más porque no es lo mismo pegarte esa paliza con 20 años que hacerlo con 34 como tengo y llegas molido a la competición. También la cantera, durante bastantes años se ha olvidado esta parte pero la federación se ha dado cuenta de que falta relevo generacional y ahora la intención es trabajar más sobre la base porque hay un vacío.

Miguel.- En el mundo del esquí, España no es una potencia a nivel de estructuras porque no tenemos esa tradición como Austria, Suiza, Canadá o Estados Unidos, que mueven un gran volumen de técnicos y esquiadores. No estamos a esos niveles de los mejores equipos, pero intentamos convencer a la gente de que apuesten por nosotros, por el deporte blanco y que cada año tengamos una estructura mejor para poder avanzar.

P.- Los más jóvenes se fijan ahora en ustedes, ¿cómo recuerdan sus inicios?

Galindo y Santacana. Fuente: AD

Galindo y Santacana. Fuente: AD

Jon.- Mi afición por el esquí desde pequeño era hasta un extremo de locura, me lo sabía todo sobre el material, me grababa las Copas del Mundo para verlas una y otra vez, les pedía a mis padres que me llevaran en verano a los glaciares para poder esquiar… Ha sido siempre mi pasión. Y mi ídolo era el austriaco Hermann Maier y más aún después de lo que le pasó, tuvo un accidente de moto muy grave y no sabían si volvería a andar. Pero lo consiguió, volvió a esquiar y ganó.

Miguel.- Soy de la estación de Candanchú (Huesca), así que no tenía muchas opciones, me lo impusieron (risas). Empecé con 3 años a esquiar, mis padres tenían un negocio y el esquí lo tenía en la puerta de mi casa. Me gustaba mucho, empecé a competir, estuve 5 años en el equipo nacional y después me llamaron para acompañar a Jon, que se había quedado huérfano de guía, lo probé y así hasta llevar un matriminio de 12 años, paso más tiempo con Jon que con mi novia (risas).

P.- ¿Qué destaca cada uno de su pareja?

Jon.- La confianza y serenidad que me transmite, ante momentos complicados es una persona que sabe reaccionar bien y eso me ha sosegado muchas veces. Un entrenamiento o una carrera implica mucha tensión, carga emotiva y desgaste psicológico, y Miguel me ha ayudado a controlar estas situaciones.

Miguel.- El talento y la pasión que tiene Jon por el esquí y por el deporte en general, eso hace que todo sea más fácil.

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