Paul de la Cuesta: "El objetivo en Sochi es un Top 15"

El esquiador donostiarra afrontará sus segundos Juegos Olímpicos con muchas ganas de disfrutar y de estar entre los mejores.

Jesús Ortiz García

No es fácil ser esquiador en un país donde la nieve escasea y, menos aún, llegar a ser olímpico. Paul de la Cuesta cuenta los días para embriagarse de la magia de sus segundos Juegos de Invierno. Vancouver 2010 fue un sueño cumplido, Sochi 2014 supone un desafío. «Voy a intentar dar el 100% y disfrutar a tope. Lo afronto con más intensidad y ganas para sacar mejores resultados. Un Top 15 sería el objetivo», asegura.

En Krasnaya, entre las montañas del Cáucaso y el mar Negro, espera plantarle cara a austriacos, suizos, italianos o estadounidenses. Sabe que un podio está caro, aunque estar entre los mejores velocistas es factible. «Ganar una medalla es muy difícil, pero quiero aprender para estar arriba. Estoy cada vez más cerca de los 30 primeros y eso se ha visto en las carreras que he hecho», subraya.

En estaciones de Argentina, Chile, Italia, España, Francia, Suiza o Austria ha afinado su puesta a punto para la gran cita del año y esta semana competirá en la localidad suiza de Wengen. «He hecho una pretemporada mentalizado para hacerlo mejor que hasta ahora. He tenido intermedios buenos en los que se han visto que el trabajo se está cumpliendo, pero ahora falta completarlo durante toda una bajada. Llego bien, he competido en varias pruebas de la Copa de Europa y del Mundo y estoy contento con la experiencia adquirida», comenta.

El deporte blanco exige fortaleza física, templanza mental, constancia y sacrificio para escalar posiciones entre los mejores. A sus 25 años, De la Cuesta aún tiene mucho margen de crecimiento: «Soy joven y me queda por aprender. Lo normal es que la plenitud de un esquiador llegue sobre la treintena. Pero no hay que dormirse, quiero progresar cada año y entrenar duro para asomar el morro y hacerse ver entre los que están delante en el ranking», explica el de San Sebastián, que sabe que la veteranía es un grado si respetan las lesiones.

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El esquiador donostiarra Paul de la Cuesta | AD

En un mes este estudiante de Odontología tendrá la oportunidad de destilar su talento en la estación donde Vladimir Putin suele esquiar. «La que ha montado en medio de la nada, ha demostrado que tiene recursos para hacer lo que quiera. Serán unos Juegos con menos frío de lo normal, pero estoy expectante y con ilusión», apunta. Las instalaciones ya las ha catado: «En 2012 estuve en una Copa de Europa, pero apenas hice nada porque estuvo toda la semana diluviando. La pista la conozco, la parte de abajo la esquié compitiendo y la de arriba la visité».

En Sochi también estará su compañera Carolina Ruiz, para quien vaticina un gran resultado en las Olimpiadas. «Es una clara opción de medalla, lo está haciendo muy bien y debe afrontarlo como ella sabe, como una carrera más y seguro que conseguirá algo importante», sostiene. De la Cuesta confía en el apoyo a quienes practican deportes de invierno en España: «En estos momentos no hay un referente como para que la gente se enganche. Estoy convencido de que si ganamos varias carreras nos seguirían más. Antes de que apareciese Fernando Alonso, los españoles apenas conocían la Fórmula 1 y mira ahora. Ojalá algunos de nosotros lleguen lejos», añade.

Ambicioso y atrevido

Esquiador físico, de técnica sólida y atrevido, intenta domar ese ímpetu y ahora lee mejor cada trazado para adaptarse a cualquier tipo de condiciones. «Soy ambicioso e impulsivo y a veces me hubiera venido bien ser conservador, pero en este deporte hay que ir a tope ya que si levantas el pie del acelerador pierdes segundos. Hace unos años usaba más la fuerza para girar, tenía un esquí muy físico, pero he cambiado bastante, técnicamente he dado un paso importante porque he trabajado mucho la entrada en curva», aclara.

En poco más de minuto y medio, lanzado por la ladera a más de 140 kilómetros por hora se juega todo el esfuerzo y sacrificio de preparación. «Desde pequeño me han gustado las sensaciones fuertes, la adrenalina pura. Son disciplinas de velocidad donde la técnica es muy importante pero el deslizamiento es un factor principal. Hay gente que esquía muy bien pero no tiene esa sensibilidad con los pies que te hace ir más rápido», dice.

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Paul de la Cuesta en Val Gardena | AD

El supergigante, donde se combina la rapidez con la precisión para trazar las curvas, siempre se le ha dado mejor, pero este año «estoy más fino es descenso», la prueba más larga y en la que se alcanzan velocidades elevadas. También compite en la disciplina de gigante, en la que hay que sortear puertas con la demanda de una gran técnica, «Todo depende del momento y del material», afirma el guipuzcoano.

Llegar hasta aquí no ha sido un camino sencillo para De la Cuesta, que se calzó unos esquís por primera vez en Baqueira Beret con 3 años. «Que manera de complicarme la vida teniendo la playa de la Concha tan cerca de casa», bromea. «Viajábamos desde San Sebastián hasta el Valle De Arán, mis padres querían que los fines de semana los tuviese ocupados realizando deporte y no haciendo tonterías. Ahí comenzó una ilusión y con mucho trabajo la proyección fue creciendo hasta cumplir mis objetivos», relata.

Con 7 años se enroló en el club aragonés CAEI y con 16 fue campeón de España absoluto en gigante y supergigante. Esa misma temporada también conquistó el Mundial júnior en descenso. «Detrás de ello hay mucho sacrificio. Empezó como forma educativa, como hobby, pero poco a poco me tomaba las cosas más en serio, con más madurez y consciente de lo que quería. Hay que entrenar duro, tener espíritu competitivo y saber hasta donde quieres llegar», apostilla De la Cuesta.



Paul de la Cuesta

San Sebastián, 28-11-1988

Campeón del mundo juvenil descenso 2005
Campeón de España de súpergigante y slalom gigante
Subcampeón del mundo súpergigante en Bardonecchia
Participó en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010

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