Rocío Velázquez, una acróbata en el trampolín

La madrileña Rocío Velázquez en varios de sus saltos de trampolín. Fuente: AD

La madrileña Rocío Velázquez en varios de sus saltos de trampolín. Fuente: AD

La joven madrileña conquistó 3 medallas de oro en el campeonato de España de saltos y ya prepara con ganas el reto del Mundial en Kazán (Rusia).

Jesús Ortiz García
Actualizado: 10/02/2015 11:15

Con 6 años empezó a dar saltos desde un bordillo y desde entonces no ha parado de hacer piruetas en el aire para zambullirse en el agua. Ahora, con 20 años y sobre un trampolín de 1 y 3 metros emerge la figura de Rocío Velázquez como la gran referencia femenina española de este deporte. Hace unos días conquistó 3 medallas de oro en el campeonato de España y la mínima para el Mundial de Kazán (Rusia) de este verano, un reto para el que se siente preparada.

Rocío durante un salto. Fuente: AD

Rocío durante un salto. Fuente: AD

Si en la modalidad júnior mantuvo su hegemonía durante los últimos 6 años, en la piscina M-86 de Madrid subió un escalón reinando en categoría absoluta. «Las sensaciones son muy positivas, inmejorables, hemos trabajado bastante y era el objetivo que buscábamos, quizás no las 3 medallas pero sí la mínima para el Mundial y el campeonato de Europa. Esto refleja que los entrenamientos están dando sus frutos», explica.

Su progresión augura un presente y un futuro esperanzador mientras confía en convertirse en otra referencia acuática en España. «Me encantaría unir mi nombre al de grandes deportistas como Ona Carbonell, Mireia Belmonte o las chicas del waterpolo. Los saltos son un deporte muy bonito que la gente no conoce y ojalá logre un buen resultado a nivel internacional para abrir una puerta», recalca.

En el Europeo de Berlín en 2014 se quedó muy cerca de entrar en la final y ya sabe lo que es un Mundial. «Estuve en 2013 en Barcelona, disfruté mucho, me pilló un poco joven aunque tenía el apoyo de la gente», recuerda. Este verano afrontará su segundo campeonato del Mundo: «Competiré en trampolín 3 metros, es la prueba olímpica la que mejor se me da, por ello la trabajo más. Lograr la mínima es una motivación para seguir entrenando con muchas ganas. Y en Rusia espero hacerlo bien y saltar como sé, pienso que saldrá una buena competición, voy a trabajar duro».

Ricardo Camacho le animó a probar

A Rocío la afición por saltar al agua le viene desde que era una niña. Olímpico en los Juegos de Montreal 1976, Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, Ricardo Camacho fue quien la animó para que probara esta disciplina. «Fue por mi vecino, él me veía nadar y un día le dijo a mi padre que fuésemos. Tenía 6 años y salté por primera vez desde un bordillo. En ese momento no tienes en cuenta el riesgo ni el miedo, para mí era un juego y se ha convertido en algo prioritario en mi vida. Sin darme cuenta ya llevo 14 años pegando botes (risas)», relata.

Una dedicación casi exclusiva para esta saltadora del Real Club Canoe, que entrena de lunes a sábado 3 horas al día. «Hacemos una hora y media de ejercicio físico con acrobacia, cama elástica, ejercicios de piernas y abdominales. Se requiere potencia, flexibilidad y coordinación. Y otra hora y media de agua con unos 70 u 80 saltos», apunta. El que más le cuesta es el doble mortal y medio inverso y los que mejor clava son el triple mortal y medio adelante y el doble y medio hacia adentro.

La saltadora madrileña en una competición. Fuente: AD

La saltadora madrileña en una competición. Fuente: AD

Entre salto y salto esta estudiante de Odontología repite el mismo ritual, se moja y se vuelve a secar, «es una manía que tengo (risas)». Al igual que llevar los cascos con música electro latino de Juan Magán o pop rock de Melendi. «Me motiva y me ayuda a soltar nervios. Cuando estoy en el trampolín se pasa miedo, pero no del tipo que te impide saltar, sino el que te ayuda a estar espabilada y atenta a lo que estoy haciendo. Me gusta estar en las alturas, te tiras y es un subidón de adrenalina», asegura.

Aunque siempre está volando en el aire, Rocío mantiene los pies en el suelo: «Me queda margen de mejora, soy muy joven y este deporte requiere tiempo y ser constante, pero a veces soy un poco impaciente cuando no me salen las cosas, me exijo demasiado». También necesita más competiciones en el extranjero para medir su nivel y ganar en confianza, y tendrá una nueva oportunidad de demostrar su talento en el Grand Prix FINA de Alemania (del 20 al 22 de febrero).

Rocío también sueña con estar en los Juegos Olímpicos de Río. «Tengo 3 oportunidades, quedar entre las 3 primeras de Europa, estar entre las 12 mejores del mundo y la última es en una repesca en 2016. Está complicado pero tengo la esperanza de que lo voy a lograr. Tampoco voy a obsesionarme, queda mucho camino por recorrer y tengo que seguir trabajando, aunque está a mi alcance meterme entre las mejores del mundo».

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