Wafid ‘Fido’ Boucherit, precisión y estrategia entre canaletas

Wafid ‘Fido’ Boucherit. Fuente: Fedpc

Wafid ‘Fido’ Boucherit. Fuente: Fedpc

Es uno de los referentes de la boccia en España y en el último Europeo celebrado en Sevilla se colgó dos medallas, una plata individual y un bronce por parejas en BC3. Sus próximos objetivos, el Mundial de Brasil y clasificarse para los Juegos Paralímpicos de París 2024.

Jesús Ortiz García

Jesús Ortiz García

@JesusOrtizDXT
7 de enero de 2022, 13:00

Tras unos años relegada al ostracismo, en la boccia española vuelven a florecer brotes verdes. En Tokio se quedó por primera vez sin acudir a unos Juegos Paralímpicos desde Barcelona’92, pero el camino hacia París 2024 empezó de la mejor forma, con cuatro preseas en el Europeo de Sevilla celebrado a finales de 2021. Y dos de ellas llevan la firma de Wafid Boucherit ‘Fido’, uno de los abanderados de este deporte, un jugador metódico, tenaz y estratega que con un puntero anclado en un casco sobre su cabeza doma las bolas de cuero azules y rojas para cazar medallas entre canaletas.

Un deportista que lleva desafiando una y otra vez al destino desde el día de su nacimiento. Tiene una lesión cerebral debido a una mala praxis durante el parto. “Me quedé sin oxígeno unos minutos y eso me afectó a la parte motriz. Es como si existiera un falso contacto entre mi cerebro y mi cuerpo, pero casualidades de la vida, no me afectó a la parte cognitiva”, comenta. Nació hace 34 años en Argel, la ciudad blanca del norte de África que se alza escalonada mirando al Mediterráneo.

En sus calles edificó una infancia feliz, pese a las limitaciones en término de desarrollo para las personas con discapacidad y a la feroz guerra civil que asoló el país en la década de los noventa. Un conflicto entre un gobierno militar y grupos armados islamistas que cercenó miles de vidas y horadó sueños. “La situación empeoró, en cualquier lado te podían matar y por desgracia muchos familiares fallecieron a manos de los terroristas. La guerra y las barreras que había en cuanto a accesibilidad de infraestructuras y educación nos forzaron a emigrar. Mis padres querían que tuviera las herramientas necesarias para desarrollarme como persona”, relata.

Con nueve años llegó a París porque tenía programada una operación “de los ligamentos para que pudiera estirar mis piernas. En un albergue junto al hospital pasé año y medio con mi padre hasta recuperar la movilidad del tren inferior”. Al acabar la rehabilitación les surgió la oportunidad de instalarse en Barcelona, donde su familia pudo recuperar el pulso y la esperanza lejos de las balas y de los atentados que regó de sangre Argelia en la llamada ‘década negra’. En Cataluña tuvo su primer contacto con el deporte en ASPACE, probó slalom y lanzamiento de saquito, pero fue la boccia lo que cautivó a ‘Fido’ y comenzó a entrenar con 13 años con Lorena Saura.

“Se me daba bien y no me aburría. Es un deporte que te permite plasmar tus básicos conocimientos de física, mezclada con mucha estrategia y concentración. Mi primer viaje sin mis padres fue en un Campeonato de España, eso me abrió los ojos, me ha dado mucha autonomía en mi día a día”, asegura el catalán, graduado en Sociología. Su debut con la selección española llegó en 2013 y su primera medalla fue una plata por parejas BC3 (deportistas con limitaciones de movimiento muy severas en las cuatro extremidades y que se sirven de una rampa o canaleta, y requieren la ayuda de un asistente) en el Europeo de Guildford (Gran Bretaña) 2015 junto al madrileño Javier Martínez.

“Fue especial, nuestra primera gesta ya que nunca antes habíamos pasado la pool y desde entonces nos han respetado internacionalmente. Estuvimos a punto de clasificarnos para los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016. Como curiosidad, en Guildford empecé a coleccionar gorras, me encanta llevar siempre una, lo tengo ya como una tradición, aparte de que como uno ya pierde pelo, no tengo más remedio que taparme la calva”, dice riendo. En 2017 volvieron a subir al podio continental, esta vez con un bronce en Povoa do Varzim (Portugal).

Y a finales del año pasado, ‘Fido’ fue uno de los protagonistas en el Europeo de Sevilla tras colgarse dos metales. El primero, una plata en BC3 que acababa con la sequía de ocho años sin que un español lograse una medalla en la prueba individual. El barcelonés cuajó un gran torneo, no cedió ningún partido hasta la final, derrotando en semifinales (3-2) al checo Adam Peska, oro en los Juegos Paralímpicos de Tokio, en un partido vibrante en el que remontó un 0-2. En la final cedió por un ajustado 2-3 con el griego Grigorios Polychronidis, vigente campeón del mundo, plata en Pekín 2008, oro en Londres 2012, bronce en Río de Janeiro 2016 y plata en Tokio 2020.

Unos días después ganó el bronce por pareja junto a Verónica Pamiés. “Siempre ha estado en mi mente llegar a lo más alto en cada competición y en esta ocasión recogí los frutos. La mejora del trabajo psicológico y la visualización de partidos fueron claves para conquistar este éxito. Poner contra las cuerdas al griego, el mejor jugador de la categoría en los últimos años y eliminar al campeón paralímpico me hizo sentir muy bien. Sé que fue un buen resultado la plata, pero personalmente me supo a poco, ya que considero que he estado por debajo de mi nivel y sé que soy capaz de dar mucho más. Hay que seguir y optar a cosas más grandes”, enfatiza.

Sus logros no se entenderían sin la ayuda de sus auxiliares, Gloria Herranz y Marina Poyato. “Está creciendo a niveles muy altos. Lo que más me ha sorprendido es su autonomía a pesar de su discapacidad. Me gusta ver que no tiene miedo a nada y las ganas de aprender en todos los sentidos. Es una persona a la que le gustan los retos, cree mucho en sus valores y en poner él solo rumbo en su camino tanto personal como deportivo. En la pista soy sus manos para llevar a cabo las acciones de la canaleta, tengo que intentar ser precisa para realizar lo que me dice ‘Fido’”, explica Marina.

El jugador español ya está centrado en la nueva temporada, en seguir escalando en el ranking internacional y en dar otro salto de nivel para estar entre los mejores en el Mundial de Brasil en diciembre. “El resultado en Sevilla me ha otorgado confianza para creer en mis posibilidades. Además de mejorar lo que hice mal, me toca aprovechar la buena inercia y mantener la misma mentalidad que tuve durante el campeonato; y si lo llego a lograr será una garantía para cosechar éxitos”, apunta.

Su sueño es competir en unos Juegos Paralímpicos, aunque de momento prefiere ponerse metas cortas: “Sería un error pensar ahora en París 2024, quedan muchos puntos por recoger, puestos del ranking por subir, campeonatos por conquistar y entrenamientos para mejorar”. Piensa en disfrutar de un camino que tiene claro en su mirilla, como la del rifle que lleva tatuado en el antebrazo, recordándole cada día que tiene un objetivo que alcanzar. Y también tarareando su mantra, una estrofa de la canción ‘You can’t always get what you want’ de los Rolling Stones que tiene grabada con tinta en el bíceps: “No siempre puedes conseguir lo que quieres, pero si lo intentas, puedes obtener lo que necesitas”.

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