Pol Makuri, el pionero con parálisis cerebral del esquí de fondo
Desde Nagano 1998 no ha habido un representante español de esta modalidad en los Juegos Paralímpicos de Invierno y en Pekín 2022 será el primero con esa diversidad funcional.
Jesús Ortiz García
@JesusOrtizDXT
2 de febrero de 2022, 13:00
Se abre paso entre la bruma con cada golpe de bastón y deslizándose sobre esquíes. El sueño de Pol Makuri, un abanderado de la perseverancia, la pasión y el esfuerzo, se dibuja con los tres ‘agitos’ que conforman el símbolo paralímpico. Unos Juegos de Invierno en los que plasmar su talento en la especialidad de esquí de fondo. Una ambición que lleva alimentando desde hace más de una década y que tras varios intentos fallidos hará realidad en unos días en Pekín, convirtiéndose en el primer deportista español con parálisis cerebral en participar en la magna cita invernal.
Convertir las dificultades en oportunidades y no rendirse nunca es la esencia de este catalán de 29 años que se abre camino entre los mejores del mundo en esta modalidad nórdica. Nació con hemiparesia derecha en La Paz (Bolivia), ciudad en la que sus padres trabajaron durante tres años, aunque no se la diagnosticaron hasta que llegó a Barcelona con nueve meses. Le afecta la parte lateral derecha del cuerpo, con la mano apenas puede hacer nada y la pierna se le tuerce mucho en supinación.
Aquello no fue una cortapisa para Pol: “He tenido una vida completamente inclusiva. En casa siempre recordamos la primera Copa del Mundo a la que fui en Sjusjoen (Noruega), antes de viajar me pedían un certificado sobre mi discapacidad y solo tenía el de nacimiento, así que tuve que lograr uno más actual, cosa que me dio a entender que era genial con 20 años haber tenido una vida donde la discapacidad no estaba siendo un impedimento. Fui yo quien decidió entrar en el mundo del deporte adaptado”.
Siendo niño sí vivió un episodio de rechazo, fue en la escuela de patinaje en la que estaba inscrito. Quiso probar el hockey sobre patines y no le dejaron. “Me dijeron que era un deporte de cuerpo a cuerpo y peligroso. Lo entendí, pero mis ganas no decayeron y decidí buscar otro equipo”, recuerda. El Club Montbui le abrió las puertas y allí pudo entrenar, competir y marcar goles. “Tuve incluso la oportunidad de enfrentarme a aquel equipo que me dijo que nunca jugaría al hockey. Era el único chico con discapacidad de toda la liga”, dice orgulloso.
Su familia le transmitió el amor por la montaña, un lugar donde se siente muy cómodo y que le ha enseñado a pelear y a superar grandes desafíos. “Ha formado parte de mi crecimiento, hacíamos excursiones y también rutas con los amigos. Me ayudó mucho a saber qué me pasaba y a entender más mi discapacidad”, asegura. Y su idilio con el esquí de fondo comenzó con seis años: “Lo practicaba con mis padres y con mi hermano. Conocí a un chico que tenía hemiparesia y me animó a entrar en la alta competición. Él había acudido a una Copa del Mundo y cuando me lo contó, mi respuesta fue ‘Si tú has ido, ¿por qué yo no intentarlo?’”
El esquí nórdico lo ha compaginado con carreras de montaña vertical y media distancia, codeándose con Laura Orgué o Kilian Jornet, entre otros. “Laura es una referente para mí, hemos compartido Copas de España. Llevo años haciendo pruebas de Copa del Mundo inclusivas y correr al lado de Kilian fue brutal. La primera vez fue en la SkyRace Comapedrosa en Andorra y justo cuando entraba en la meta estaban dando los premios, la organización me hizo subir junto a Kilian y me regaló su dorsal. También he compartido entrenamientos y viajes de competición con Sheila Avilés, una gran amiga”, comenta.
Ya lleva 11 años en la élite del esquí de fondo, aunque no ha sido hasta esta temporada en Lillehammer (Noruega) cuando ha podido debutar en un Mundial. “Durante mi trayectoria me he caído muchas veces, pero me he levantado y he seguido deslizándome, he tenido momentos buenos y otros oscuros en los que he derramado muchas lágrimas, pero al final el trabajo ha dado sus frutos. Espero que mi ejemplo pueda animar a las personas con parálisis cerebral y daño cerebral adquirido a que luchen por sus sueños. Si te dejas la piel y trabajas al 200%, la discapacidad no será un obstáculo para alcanzar tus objetivos”, añade.
Afable y con una alegría desbordante, a Pol le llega el momento de poner una pica en un escenario grande, sucediendo así a Miguel Ángel Pérez Tello -ganó dos platas en Innsbruck 1988 y un bronce en Tignes-Albertville 1992-, Javier Domínguez, Josu Hernández, Javier Batista y Rosa Jaca, los únicos esquiadores de fondo españoles que han disputado unos Juegos. Desde Nagano 1998 no ha habido un representante de esta modalidad en el evento paralímpico. Y en Pekín 2022 será el primero con parálisis cerebral.
“Es un orgullo, voy a vivir una gran experiencia gracias a años de esfuerzo personal y al trabajo de mucha gente que me ha acompañado hasta aquí, es una manera de agradecerles todo el soporte. Es una oportunidad para dar a conocer una diversidad funcional extraordinaria, con muchas variantes, en la que cada persona es un mundo. Todos tenemos derecho a pelear por nuestros sueños, ya sea más o menos duro el camino para llegar hasta ellos”, recalca. En el Centro Nacional de Zhangjiakou participará en 20 km clásica, sprint (1,3 km) y 12,5 km libre.
“Para mí, la prueba reina será 20 km, ya que por estilo es en la que soy más competitivo y por distancia en la que me siento más cómodo. Tengo una discapacidad que a nivel visual no se ve demasiado, pero en competición es de las más complejas. Los que vamos a pie tenemos subcategorías, yo soy LW9 y cada una tiene un factor de corrección para igualar los tiempos. En mi caso no es proporcional y me perjudica mucho en cuanto a resultados. Soy consciente de la liga en la que juego, pero lucharé cada prueba. El objetivo es abrir la puerta para que otros deportistas con parálisis cerebral puedan ir a unos Juegos”, apostilla con una sonrisa hospitalaria Pol Makuri, un pionero sobre la fría nieve y un guerrero de corazón caliente.