Youzhny desbanca a Ferrer como guardián del Ágora

El valenciano no pudo reeditar su título en el Open de Valencia y cayó derrotado ante el rocoso jugador ruso por 6-3 y 7-5.
David Ferrer

David Ferrer durante el torneo | Open de Valencia

J.O.G. 

Rocoso, con un gran revés, impecable en el saque y solvente en sus golpeos, Mikhail Youzhny desbancó a David Ferrer como guardián del Ágora tras proclamarse campeón del Valencia Open 500. El tenista ruso ha vuelto a demostrar el gran nivel de tenis que ha ido protagonizando a lo largo del torneo y se ha adjudicado el título por  6-3 y 7-5, quitándose la espina de la final que perdió con Andy Murray en 2009 en el mismo escenario.

Ferrer nunca se encontró cómodo, desdibujado sobre la pista, impreciso y ahogado en su propia ansiedad. El jugador valenciano no sacó su mejor repertorio y a pesar de que estuvo cerca de adjudicarse el segundo set, no pudo ante el muro ruso.

Su intermitencia le hizo sufrir desde el inicio, se vio sorprendido por Youzhny rompiéndole 2 veces el servicio, lo que provocó que fuera a remolque. Con 5-1 abajo en el marcador, el valenciano sacó su garra y acortó distancias con 2 break seguidos. Pero era un espejismo, su rival con un gran saque cerró el primer set en 37 minutos.

Los casi 6.000 espectadores que se dieron cita en El Ágora trataron de levantar el ánimo al jugador de Jávea. En la segunda manga los papeles se invirtieron, Ferrer fue entonándose, agresivo en la red rompió el saque del jugador de Moscú para ponerse 3-1. El partido cambió de rumbo ligeramente para el español, que se aprovechó del bajón de Youzhny para sumar 3 juegos en blanco y llevar el 4-1 al marcador.

Mikhail Youzhny

El ruso Mikhail Youzhny | Open Valencia

Pero el set entró en una montaña rusa de emociones, despistes y algunos chispazos de calidad. El tenista moscovita no dio su brazo a torcer y revertió la situación con su juego más sólido y contundente. En el tramo final lo intentó Ferrer, por cuya cabeza pasaron las 5 últimas finales perdidas.

Salvó una bola de partido, pero era tarde, el ‘soldado’ ruso ya se había cobrado su pieza. Fiel a su ritual, se dirigió al centro de la pista, se llevó los dedos de la mano a la sien y cubrió su cabeza con la raqueta para celebrar el título.

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